1) “En la base y fundamento de toda sociedad está el valor inalienable de la vida. Por tanto respetemos este derecho fundamental que tiene todo ser humano, todo argentino. Hoy nuestro pueblo, heredero de valores que nos legaron nuestros próceres, decimos que vale toda vida. Que todo hombre es importante. Que no hay sobrantes en Argentina. Que la dignidad de todo ser humano ha de ser respetada desde su concepción hasta la muerte natural. A nosotros, argentinos del Bicentenario, nos toca edificar la Patria desde la roca sólida del respeto, la custodia y la promoción de la vida, y no de la muerte”.
Monseñor Sánchez utilizó en la apertura de la homilía una metáfora para promover bases sólidas en la sociedad: construir la “casa sobre roca”. La figura discursiva está seguida por una expresa manifestación en contra del aborto (“vale toda vida”), pero también parece incluir otros aspectos -como lo institucional y lo nacional- entre aquello que se edifica y debería perdurar en el tiempo.
2) “También es compleja la situación que nos toca vivir como Nación, pero necesitamos encontrarnos, escucharnos, dialogar y buscar juntos el bien común de todos los argentinos, no de unos cuantos y no de los que más gritan y están en la ‘tele’; también escuchando la voz de los que no tienen voz, de los inocentes en el seno materno, de los más vulnerables y marginales de nuestra patria, de los que se sienten lejos de las oportunidades, de los que viven en la marginalidad y tirados en esquinas, en los adictos y los que revuelven la basura para encontrar qué comer”.
El Arzobispo, sin abundar en detalles, asumió en la homilía que la situación nacional no es sencilla. Propuso superar la grieta que abre la falta de diálogo, e instó a anteponer el “encuentro”. Además, efectuó una aparente crítica a la mediatización de los debates o de quienes utilizan su exposición con alguna intencionalidad. Incluyó otra vez el rechazo tajante a la interrupción del embarazo, esta vez en el marco de la solidaridad y del compromiso social. Mencionó a continuación otros asuntos de fuerte impacto en la comunidad: las adicciones a las drogas y el agravamiento de la pobreza. Ambos aspectos están vinculados a políticas públicas que pueden ser impulsadas tanto por el Gobierno de la Provincia como por el de la Nación.
3) “Porque vale toda vida. La vida del niño que se gesta en el seno materno, la de los niños nacidos y que necesitan nutrirse de lo necesario para que no les cortemos posibilidades, la vida de los jóvenes que caen en el sinsentido del alcohol o de las drogas, porque se les cortan las posibilidades de estudio o trabajo. Hoy vemos con mucha tristeza a mujeres y niños usados como soldados de muerte vendiendo droga en nuestros barrios para grandes potentados que son mercaderes de muerte por el narcotráfico”.
Monseñor Sánchez se mostró preocupado no sólo por el consumo de sustancias ilegales, sino también por su comercialización. Aludió a un reclamo que se percibe en incontables barrios de la capital y de otros municipios: la presencia de los “transas” y la utilización que hacen de los adictos, al punto de que incluso niños se suman a sus filas. Incluyó en este párrafo a los narcotraficantes que están por encima de esos “dealers” barriales: los “grandes potentados”.
4) “Un gran desafío que se nos presenta es que Argentina, cada día más, tiene que ser una casa para todos, porque hay lugar para todos. Hay riquezas para todos que tenemos que compartir. Porque somos una familia grande, un pueblo, una sociedad, una Nación libre y soberana, no puede haber excluidos, sobrantes, descartados, no deseados. Porque vale toda vida, seamos respetuosos de la vida de cada argentino desde el que se gesta en el seno materno y se desarrolla en todas sus etapas, hasta la muerte natural”.
La pobreza y la distribución de la riqueza también fueron conceptos abordados por el Arzobispo. Deslizó que la situación es compleja. A la vez, reivindicó la identidad cultural de los argentinos. Otra vez, al igual que en buena parte de los párrafos de su alocución, marcó el rechazo al aborto. Aludió, sin dar especificaciones, a los textos legales que refieren a la vida desde que el embrión “se gesta en el seno materno”. Incluso, Sánchez añade el concepto de “muerte natural”.
5) “Los hombres de fe de nuestra patria queremos aportar al bien común de nuestra querida Argentina los valores trascendentes y evangélicos de nuestra profesión. Agradezco la presencia de los hermanos de distintas religiones y denominaciones cristianas en este Tedeum, y esta presencia es compromiso de ser Nación en comunión fraterna. Todos hijos de Dios, y para los no creyentes todos, sin excepción hijos de esta bendita tierra Argentina, y por tanto, hermanos”.
Monseñor Sánchez estuvo acompañado en el Tedeum por miembros de todos los credos, que se unieron en una plegaria por Argentina. Entre ellos se encontraban, Héctor Benjamín Mohhamad, por la Sociedad Cultural y Culto Panislámica de Tucumán, y el rabino Salomón Nusbaum, por la Comunidad Judía de la Kehila de Tucumán. En ese contexto, el Arzobispo llamó a anteponer los intereses comunes como integrantes de la Nación a las diferencias religiosas que pudieran existir entre los actores de la sociedad.
6) “Siempre hay alguien afuera que hay que darle un lugar en el corazón. Los que no tienen acceso al sistema de salud, educativo, del trabajo y de la dignidad”.
Este mensaje del Arzobispo bien podría tener dos destinatarios. Por un lado, la sociedad, a la que invita a abrir “el corazón” y a ofrecer su solidaridad. Por otro, a la dirigencia política, al señalar que hay ciudadanos imposibilitados de acceder a los servicios de salud, a la educación y al empleo.